Del manto de arena y el silencio limado por las olas, la mantarraya aguza las alas y emerge espantada del entierro.
Mantarraya es producto de las apariencias: La apariencia del estancamiento. La apariencia del ensueño. La apariencia de estar satisfechos. Mantarraya busca sumarse al tremendo movimiento artístico que ha surgido en nuestro país durante los últimos siete años: un movimiento que tiene la capacidad de proponer y generar eventos, espacios y creaciones culturales valiosas no solo para artistas o un público especializado, sino para la sociedad en su totalidad. La estética, las formas y los conceptos son vehículos para ampliar la visión de los hombres, las sociedades, el entorno y los diálogos que ejercemos para interpretarnos y expandirnos: la estética deja de ser estatismo, y la cultura deja de ser para algunos.
Por otra parte, las líneas y las divisiones están desapareciendo, la integración es el ritmo que nos mueve hoy día: Mazatlán-Sinaloa-México-América-Tierra- y así hasta el infinito. Mantarraya busca llevar las expresiones, visiones y el talento mazatleco hacia otros mares, y a su vez, busca traer ideas, formas, temas y palabras que reaviven los signos cosmopolitas, universales, creativos y bulliciosos que corrieron en nuestras plácidas calles hace casi un siglo.
Este primer número, como niño ciego, vibrante y agitado, da algunos indicios de lo que pretende ser la publicación: espacio de reflexión, análisis, contemplación, entretenimiento, creación, información y ocio. Lejos está aún la forma y el ritmo definitivo que Mantarraya deberá tener para andar con firmeza, y algo de tranquilidad, los tumultuosos y a veces breves océanos de las publicaciones electrónicas. Por ahora, quedan aquí estas palabras de mar, capiros y esperanza.
Mantarraya es producto de las apariencias: La apariencia del estancamiento. La apariencia del ensueño. La apariencia de estar satisfechos. Mantarraya busca sumarse al tremendo movimiento artístico que ha surgido en nuestro país durante los últimos siete años: un movimiento que tiene la capacidad de proponer y generar eventos, espacios y creaciones culturales valiosas no solo para artistas o un público especializado, sino para la sociedad en su totalidad. La estética, las formas y los conceptos son vehículos para ampliar la visión de los hombres, las sociedades, el entorno y los diálogos que ejercemos para interpretarnos y expandirnos: la estética deja de ser estatismo, y la cultura deja de ser para algunos.
Por otra parte, las líneas y las divisiones están desapareciendo, la integración es el ritmo que nos mueve hoy día: Mazatlán-Sinaloa-México-América-Tierra- y así hasta el infinito. Mantarraya busca llevar las expresiones, visiones y el talento mazatleco hacia otros mares, y a su vez, busca traer ideas, formas, temas y palabras que reaviven los signos cosmopolitas, universales, creativos y bulliciosos que corrieron en nuestras plácidas calles hace casi un siglo.
Este primer número, como niño ciego, vibrante y agitado, da algunos indicios de lo que pretende ser la publicación: espacio de reflexión, análisis, contemplación, entretenimiento, creación, información y ocio. Lejos está aún la forma y el ritmo definitivo que Mantarraya deberá tener para andar con firmeza, y algo de tranquilidad, los tumultuosos y a veces breves océanos de las publicaciones electrónicas. Por ahora, quedan aquí estas palabras de mar, capiros y esperanza.
Moisés Vega (Director General)
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